Malefica

Adolescencia, un reto para la maternidad

Toda historia tiene dos o más versiones. En lo diario de un adolescente es muy común escuchar como el ser que les dio la vida, se comporta como la perversa de la historia, haciéndolos padecer con exigencias (tareas, oficios, visitas familiares, responsabilidades), que sienten como verdaderos traumas que pueden estar con ellos durante el resto de sus vidas. Y es así, como la distancia, que es sanadora para encontrarse como seres independientes y valiosos, se convierte en una guerra inquebrantable de rencor y desolación y dejan de comunicarse, al no sentirse comprendidos, ni queridos. La madre se siente traicionada y se vuelve víctima “Cría cuervos y te sacaran los ojos”, “Así le paga el diablo al que bien le sirve”. y todo se vuelve caos familiar.
En la mente del adolescente subyace la creencia de un mundo feliz, mágico y sencillo: “pide y se os dará”, en donde lo que desean lo obtienen sin ningún esfuerzo o prebenda. Pero como obstáculo, sienten que tienen a esa madre “Maléfica” quien goza y disfruta de la maldición de colocar trabajos forzados o envenenarlos (obligando a hacer oficios de casa, arreglar su cuarto, hábitos saludables de sueño y alimentación).
Pero, ¿Por qué los comportamientos de madre “Maléfica”? 
Responde al hecho de historias de desolación y desigualdad de género vividas como mujeres. En todas subyace la grandeza y la bondad, pero la vivencia de traiciones y decepciones llevan a actuar de forma agresiva.  Por otra parte, la creencia de que la disciplina y mantener el poder y control sólo se logra con imposición, la ley del más fuerte. Otra razón es, “el deber ser” donde la sociedad exige madres perfectas con hijos perfectos, obedientes, responsables, cumplidores de normas y obligaciones, expectativa que no responde a la realidad de nadie. Y es así, como se termina cayendo en el uso de métodos que nacen de los miedos, amenazando, con indiferencia, golpes, gritos o abandonos, distanciándose de sus amados hijos.

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Sin embargo, en la actualidad, como madre de  adolescente puedes salir victoriosa, construyendo tu relación desde el encuentro. Para ello, primero hay que reencontrar el valor interior, convencerte que eres madre decidida, capaz y sagaz, independiente de tu ocupación o ingresos, ya sea si se actúa en pareja o asumiendo sola la maternidad. Luego, hay que dejar atrás la idea de que nos ganan o nos pueden engañar, es ahí donde se debe traer a la mente los recuerdos de la propia adolescencia, cuando se quebrantan los límites y uno se convence que la “inocencia y el infinito amor” hacían de nuestras madres unas “bobas”, y al adolescente un hijo astuto. Y por último, se debe cambiar la creencia sobre la “fuerza” para el control, reemplazando la idea de dos bandos por cooperativismo (ganar – ganar) madre e hijo son equipo.
A continuación planteo cinco claves para transformar a mamá “Maléfica” y fortalecer la relación desde lo afectivo. Los tiempos han cambiado y la crianza debe cambiar. Y es aquí donde la bondad interior vuelve a surgir y entiendes el mundo adolescente, sus deseos y apoyas con claridad y límites.


1. Acuerdos con conciencia de los límites. Si se entiende que la norma es para beneficio conjunto es más fácil que se respete. Escucha lo que quiere tu hijo y luego acuerden la norma conjuntamente, siempre con límites claros (hora, frecuencia, consecuencias). Recuerda a Cenicienta: puede ir a la fiesta pero hasta las 12, ya que ya no contaría ni con vestido, ni carroza.
2. Reflexiona y no juzgues. Límita tus comentarios de juez y conocedor. Pregunta ¿Cómo se siente ante la situación? y ¿Qué aprendió? No hay nada más devastador que un “te lo dije”, eso hace que se sienta el fracaso como una carga repleta de culpabilidad, lo que corta las alas y el deseo de volar.
3 Delega y mantén la supervisión. Permite que tu hijo decida cotidianamente y asuma las responsabilidades de cosas en el hogar. Esto fortalece la confianza en él permitiendo aprender en un lugar seguro para él. Esto genera confianza, pues da libertad y apoyo y él te notará como aliada.
4 Libertad en un marco de orden. Para que él entiende su valor y aumente su creatividad debe tener espacios físicos de explorar y crear, tiempos para hacer cosas que no sólo respondan a lo académico. Estos deben ser comunicados para que en caso de necesidad tú sepas dónde esta. En el afán de explorar muchos adolescentes mienten e inventan historias, que saben que los padres aprobaran, para salir del paso y esto aumenta los riesgos a los que se exponen. Es como patinar con los implementos de protección. Cuidarlos no significa encerrarlos.
5. Acompaña sin hablar todo el tiempo. Fortalece el lenguaje no verbal, miradas de complicidad, abrazos de corazón (aunque en esta etapa ellos quieren pocos) y compañía antes que palabras. Entender que la adolescencia es una etapa de reorganizacion cerebral y emocional es importante, por tanto ellos no están en la capacidad de argumentar y justificar todo lo que sienten y hacen. Se hace importante contar con la presencia de alguien que este ahí a su lado como compañía, nada más. Ir en el camino juntos, aunque el vaya concentrado en sus audífonos. Luego él hablará.

Puedes encontrar mas historias, frases y reflexiones aquí.
Paola Sarmiento
Psicóloga Universidad Nacional de Colombia
Especialista en Neuroeducación

1 comentario en “Adolescencia, un reto para la maternidad”

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